En Japón, isoku dogen significa «la comida es medicina» o literalmente, «la comida y la medicina vienen de la misma fuente». Por siglos, ciertos ingredientes — desde granos de soya fermentados y algas marinas hasta miso y té verde — han sido celebrados y consumidos por sus poderes curativos. En los años recientes, muchas de estas comidas se han vuelto características regulares de las dietas occidentales y muchos ingredientes japoneses tradicionales son buscados por su único sabor y altos beneficios para la salud, haciéndose muy populares en los Estados Unidos.

En el 2001, un libro llamado The Okinawa Program escrito por Bradley Willcox, M.D., D. Craig Willcox, Ph.D. y Makoto Suzuki, M.D., reveló los 10 principios de la Dieta de Okinawa, que se piensa ser clave para que la isla japonesa tenga las personas más longevas del mundo. Como muchas de las comidas que se recomiendan para sanar luego del tratamiento contra el cáncer, la dieta es alta en antioxidantes y fibra, rica en granos integrales y vegetales y baja en grasas saturadas.

Incorporar ingredientes japoneses tradicionales a su dieta puede ser una manera útil de preparar comidas ricas en proteínas, saludables y fáciles de digerir durante el tratamiento. Un plato particularmente curativo, el okayu, es simple y reconfortante. Humilde pero nutritivo, el okayu generalmente se sirve en los templos Zen para el desayuno y se les da a los bebés como primer alimento sólido. También es la versión japonesa de la sopa de pollo — que se usa para aliviar una gripe, resfriado o fortalecer un sistema inmune debilitado.

Es caliente, fácil de preparar y digerir, además de flexible. Usar arroz integral en lugar de arroz blanco aumenta el tiempo de cocción pero le da más fibra y nutrientes. El arroz de sobras puede usarse para preparar el okayu rápidamente. Usted puede hacer este plato de antemano y mantenerlo en el refrigerador hasta por 3 días.